lunes, 2 de septiembre de 2013

La traspasabilidad entre fondos de inversión.

Una de las principales ventajas de invertir nuestros ahorros a través de los fondos de inversión es que nos permite, en cualquier momento, traspasar la totalidad o parte del dinero invertido en un fondo de inversión a otro, sea de la misma gestora o de diferentes gestoras, sin que sea necesario incluir en la declaración de la renta las plusvalías o minusvalías generadas hasta ese momento. Solo cuando se retira el dinero definitivamente del fondo de inversión es cuando hay obligación de declarar la ganancia o pérdida patrimonial generada desde el día en que se invirtió por primera vez ese dinero en el primer fondo de inversión. Con la convicción de que eso es así, movemos nuestro dinero entre diferentes fondos de diferentes gestoras con la esperanza de que estas llevan la contabilidad correctamente y se traspasan, entre ellas, la información necesaria para que las cuentas siempre cuadren, pero lo escuchado hace unos días en un programa de radio me dejó sorprendido.

Un inversor, contaba lo que le había ocurrido, que mas o menos es lo siguiente (las cantidades me las invento ya que son irrelevantes): En un momento determinado, invirtió 1.000 euros en un fondo de inversión “F1” de la gestora de fondos “A”, y transcurrido un tiempo, en vista de que la inversión no había sido acertada y los 1.000 euros se habían convertido en 600 euros, decidió traspasar estos 600 euros al fondo de inversión “F2” de la gestora de fondos “B” donde con el trascurso del tiempo se convirtieron el 850 euros. Entonces, el inversor, que estaba planificando lo que más le convenía para la declaración de la renta, decidió que le convenía declarar la pérdida patrimonial de 150 euros que acumulaba desde la inversión inicial (1.000 – 850 = 150 euros) ya que le permitía compensar esta pérdida con otras plusvalías obtenidas en otras inversiones. Así, retiró los 850 euros del fondo de inversión “F2” con la convicción de que la gestora “B” enviaría a Hacienda la información correspondiente a la pérdida de esos 150 euros de diferencia entre la inversión inicial en el fondo “F1”.

Su sorpresa fue mayúscula cuando llegó el momento de hacer la declaración de la renta, porque la gestora “B” lo que había declarado a Hacienda es una plusvalía de 250 euros correspondientes a la diferencia entre los 600 euros invertidos en el fondo “F2” y los 850 euros retirados. Por algún motivo la información correspondiente a la primera inversión en el fondo “F1” de la gestora “A” no se transmitió al fondo “F2” de la gestora “B”y las consecuencias las pagó el inversor en forma de mayores impuestos.

Desconozco como acabó la historia, y quien es el responsable (la gestora "A", la "B" o la entidad financiera desde la que se realizaron las operaciones), pero teniendo en cuenta que cada vez movemos más nuestras inversiones entre diferentes fondos de diferentes gestoras y que para complicar más el asunto las gestoras no cesan de cambiar de nombre y reagrupar de forma diferente los fondos que gestionan no me sorprende que este riesgo potencial exista.

Saludos.

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