domingo, 11 de octubre de 2009

La crisis financiera española (1)


Desde mediados de la década de los años 80 el modelo productivo español se basa en la construcción inmobiliaria.

Los españoles, o mejor dicho sus dirigentes, pensaron que invertir recursos en la producción de viviendas se podría convertir en el modelo económico que fuera capaz de liderar el desarrollo español y permitir homologar las magnitudes macroeconómicas de España con las del resto de Europa.

Es decir, pensaron que al igual que en una industria en la que una inversión inicial de capital se transforma mediante un proceso productivo en mayor capital y por lo tanto en riqueza, lo mismo ocurriría con la construcción de viviendas.

Además, esto les permitía obtener una fuente de ingresos para la financiación de los Ayuntamientos y Comunidades Autónomas.

Pero esa no es la realidad, lo cierto es que la inversión en construcción de viviendas lo único que genera es una acumulación de capital no productivo, y cautivo por muchos años en forma de deuda hipotecaria, y la única forma de mantener la maquinaria en marcha es mediante la inyección de más capital y por lo tanto, más deuda hipotecaria. Es como la pescadilla que se muerde la cola.

Así pues, mientras había dinero, y el precio de los pisos estuvo dentro de unos márgenes razonables para el nivel de ingresos de los españoles, la maquinaria funcionaba, pero al mismo tiempo iba generando deuda financiera.

¿De donde ha salido el dinero?.

Se comienza consumiendo el dinero ahorrado por los españoles, después se continua con el dinero que regresa a España con la anterior amnistía fiscal y los últimos años a base de endeudarse los bancos españoles con otros bancos extranjeros.

Los bancos españoles iban pidiendo dinero prestado a corto plazo a los bancos extranjeros, y este dinero lo prestaban en su mayor parte a largo plazo, a promotores inmobiliarios para comprar solares o a los compradores de viviendas quedando como garantía hipotecaria el solar o la vivienda.

Así llegamos a finales de 2.007 en que como consecuencia del exceso de liquidez del sistema financiero y de la especulación ocasionada, el precio de las viviendas aumentó de una forma desproporcionada con respecto al salario medio español, pasando de una relación de entre 3 y 4 veces el salario medio anual hasta la desproporcionada relación de 7,5 veces. Es la burbuja inmobiliaria.

La consecuencia más inmediata de esta situación es que los activos de los balances de los bancos y cajas de ahorro se encuentran llenos de hipotecas a largo plazo cuyo respaldo es un solar o una vivienda que en gran parte está totalmente sobre-valorada, y el pasivo cargado con ingentes cantidades de deuda a corto plazo a bancos extranjeros.

El desfase entre los prestamos a corto plazo recibidos por los bancos españoles de los extranjeros y los préstamos concedidos a largo plazo se iba solventando mediante la emisión por parte de los bancos y cajas españoles de productos financieros respaldados por las hipotecas concedidas (cedulas hipotecarias, titulaciones, etc.), que compraban a su vez los bancos extranjeros y permitían ir refinanciando la deuda.

A mediados de 2.007 llegó la crisis financiera mundial, que afortunadamente no afectó a los bancos españoles porque el Banco de España había impedido la inversión en esos productos que ahora se llaman tóxicos. Tampoco es que le pusieran demasiadas pegas las entidades financieras ya que eran importadoras netas de dinero, no exportadoras.

Pero tuvo una consecuencia dramática para la banca española: se cortó en seco la liquidez, ya ningún banco ni entidad extrajera quiso comprar esos productos financieros vinculados a las hipotecas que permitían a la banca española seguir refinanciando su inmensa deuda exterior.

Resulta pues que la mal llamada industria inmobiliaria no puede seguir creciendo porque las entidades financieras españolas no tienen capacidad de aportar más dinero, todo lo contrario necesitan recoger dinero para hacer frente a sus deudas con el sector bancario extranjero.

Los bancos cortan la liquidez, la construcción se paraliza, el paro aumenta y se extiende al resto de la economía española, con lo que la gente que se queda sin trabajo y tiene una hipoteca deja de pagarla, y a su vez las empresas inmobiliarias dejan de vender pisos, con lo que tampoco pueden atender los pagos de sus prestamos.

Los bancos se encuentran pues con el problema de que que parte del dinero que prestaron ya no lo pueden recaudar, pero les exigen el pago del dinero prestado, además los activos financieros basados en las hipotecas concedidas ya no los quiere nadie a no ser que tengan un fuerte descuento en su valoración porque todos son conscientes de que las viviendas o solares que los respaldan están sobrevalorados.

Se encuentran los bancos pues con dos problemas:

Por un lado tienen problemas de liquidez que intentan solventar con las inyecciones de liquidez del BCE, la compra de activos por parte del Estado Español y la emisión de deuda con la garantía del Estado. Esto es un parche que soluciona el día a día para ir tirando.

Por otro lado como los activos hipotecarios, viviendas y solares valen menos de por lo que los tienen valorados en el activo de sus balances, tienen que compensar esta pérdida de valor con sus fondos propios, es decir pierden solvencia y por lo tanto tienen que recurrir a ampliaciones de capital, emisiones de participaciones preferentes o cualquier otro método para restituir el capital perdido.

Y mientras esto continúe así la economía española no podrá volver a crecer y generar empleo.

¿De cuanto dinero estamos hablando?

Según la información publicada en el Boletín Estadístico del Banco de España del mes de Mayo, los prestamos que el sistema financiero español tiene concedidos a finales del primer trimestre de 2.009 ascienden a 1.861.747 millones de euros, de los cuales correspondían al negocio de la construcción:

- 645.979 millones de euros a créditos a hogares para adquisición y rehabilitación de viviendas.

- 322.960 millones de euros a créditos a actividades inmobiliarias.

- 141.308 millones de euros a créditos a la construcción.

(BE-BE 4.13 y 4.18.

Se ve claramente que el negocio de la construcción más que generar riqueza lo que genera son ingentes cantidades de deuda que mientras la rueda gira va funcionando, pero al menor problema crea el caos.

No hay ningún sistema productivo que permita pagar la ingente deuda producida.

En el mismo Boletín se reconoce que el total de créditos dudosos asciende a la cantidad de 79.241 millones de euros, aunque se estima que el agujero producido por la morosidad es mucho mayor.

Ahora hay que ver de donde se consigue el dinero para poder pagar las deudas si no queremos que el Reino de España se declare en bancarrota.

Según el Banco de España a finales del primer trimestre de 2.009 la Deuda Externa de España era de 1.683.347 millones de euros, de los cuales 235.620 millones correspondían a las Administraciones Públicas y 781.797 millones correspondían a las instituciones financieras. (BE-BE 7.9).

Con este panorama es difícil de encontrar brotes verdes que reactiven la economía española.

Las medidas que se están tomando, más que estar encaminadas a acabar con el paro, parecen estar encaminadas a resolver el problemas de las entidades financieras y de las empresas inmobiliarias.

Aunque no hay consenso, la estimación de viviendas nuevas pendientes de vender se cree que es de 1.350.000.

A este número hay que añadir las viviendas compradas por especuladores como inversión y que ahora tienen dificultad para venderlas.

Además hay que añadir las viviendas recibidas en dación por los bancos y cajas de ahorros por parte de particulares que no pueden hacer frente a los pagos de su correspondiente hipoteca, y que ahora han pasado a formar parte de la oferta inmobiliaria de las empresas creadas por las instituciones financieras para volverlas a vender.

Saludos.

Nota: Si quiere ver el indice de todas las empresas publicadas pinche en la etiqueta "Análisis"


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