viernes, 30 de abril de 2010

Trabajar más por menos.

Desde que se desató la crisis no han cesado las voces que nos advierten de la pérdida de competitividad de España frente al resto del mundo en estos años pasados en los que hemos disfrutado de una bonanza económica que nos hizo creer que éramos más ricos de lo que en realidad éramos. Creímos que la construcción era una industria y nos lanzamos a construir viviendas sin darnos cuenta de que en realidad lo único que estábamos haciendo es endeudarnos por muchos años y trayendo a día de hoy los beneficios de los años futuros, porque la capacidad de endeudamiento tiene un límite.

Mientras estábamos disfrutando de esta ilusión económica había trabajo y dinero en abundancia para mucha gente, los trabajadores directos de la construcción ganaban sueldos cada vez mayores ya que había escasez de gente especializada en casi todos los oficios, lo que hacía que las empresas se disputaran, a base de pagar mejores sueldos, el personal cualificado y al final hasta el que no lo era terminó cobrando como si lo fuera. Y como es lógico el sector de la construcción arrastró a sus sectores auxiliares y otros relacionados con los servicios. Había dinero para todos.

Muchos jóvenes dejaron los estudios acudiendo a la llamada del dinero relativamente fácil, lo que ha traído como consecuencia que retrocedamos varios puesto como país en el nivel educativo de nuestros jóvenes. Eran tiempos en los que decirle a alguien que era un “mileurista” era casi como decirle que era un fracasado económicamente hablando.

Ahora, con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria las cosas han cambiado. De golpe hemos vuelto a la cruda realidad, nos hemos dado cuenta de que la construcción no es una industria. Tenemos un exceso de varios cientos de miles de viviendas por vender, que tardarán años en venderse, y la locomotora se ha parado arrastrando a todos los sectores auxiliares y a los servicios. La consecuencia ya la conocemos, cientos de miles de personas en el paro y muchos jóvenes, que ya no lo son tanto, sin estudios y sin trabajo.

La crisis mundial que padecemos y que complementa la nuestra interna no ayuda nada para despejar el futuro, y ya se habla del año 2016 como año en el que es posible que comencemos a ver algo de luz en el empleo. Esto enlaza con el título del post: son años de trabajar más a cambio de un sueldo menor y en peores condiciones. Una anécdota y muestra evidente de la grave situación que estamos viviendo es la noticia que he escuchado esta mañana en la radio. Se ha constituido un sindicato de arquitectos para defender sus intereses. Se habla de que la mayoría de arquitectos jóvenes son falsos autónomos que trabajan para otros arquitectos mejor situados a cambio de sueldos “mileuristas”.

Trabajar más por menos, eso es lo que nos toca hacer para salir de esta situación. Los eslabones más débiles de la cadena productiva ya lo están sufriendo desde los primeros meses de la crisis, pero no se va a librar nadie, poco a poco todos tendremos que pasar por el aro. Conforme la situación se va agravando y los beneficios empresariales de las grandes corporaciones se vayan resintiendo comenzarán los ajustes. Se empieza por reducir los costes de infraestructura y se acaba pidiendo sacrificios a los trabajadores. Lógicamente esto es una reacción en cadena de la que nadie se libra, ni los funcionarios que seguramente serán los últimos en verse afectados.

Muchos jóvenes van a tener que buscarse el trabajo fuera de España y ser mileurista es posible que pase a ser un privilegio. Tenemos que recuperar la competitividad perdida y mientras permanezcamos dentro de la Unión Europea parece que esa es la única vía.

Saludos.

Nota: Si quiere ver el indice de todas las empresas publicadas pinche en la etiqueta "Análisis"

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