lunes, 27 de agosto de 2012

Las tres salidas de nuestras entidades financieras.

A estas alturas y más desde la intervención de Bankia, pocos son los que dudan que aún son varias las entidades financieras españolas que van a necesitar algún tipo de ayuda para recomponer el Activo de su Balance. Tendrán que asumir las pérdidas que por ahora se ocultan gracias a las inyecciones de liquidez del Banco Central Europeo y posteriormente volver a recapitalizarlas. Este proceso tiene varias soluciones y el que se adopte una u otra de ellas va a depender en gran medida del grado de deterioro del resto de entidades financieras de la Comunidad Europea y de la capacidad de disposición de recursos suficientes para resolver el problema, porque no hay que olvidar que las entidades financieras españolas están mal, pero no son las únicas que lo están.

Está claro que a los acreedores de nuestras entidades, e incluso a sus accionistas, lo que les interesa es que sean intervenidas por el gobierno español ya que así será como menos pérdidas tendrán que asumir ellos dentro de lo posible. Las entidades en mayor o menor medida pasarán a ser propiedad del Estado Español y todos los contribuyentes tendremos que asumir parte de su saneamiento. El inconveniente que tiene esta solución es que para llevarla a cabo hacen falta recursos económicos que no tenemos y vamos a tener que pedirlos a los mercados y como estos no van a querer dárnoslos tendremos que ser intervenidos, el endeudamiento del Estado aumentará exponencialmente y serán los acreedores los que marquen las directrices del ajuste que se tendrá que hacer en los presupuestos de todas las Administraciones para que ellos puedan cobrar. Es la solución que menos nos interesa a los españoles ya que va a tener un coste social muy alto, pero por ahora es la que está asumiendo el gobierno.

Otra solución es que nuestras entidades en lugar de ser intervenidas por el Estado Español lo sean por el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Para los acreedores será lo mismo y los accionistas seguramente saldrán más perjudicados que con la solución anterior ya que tendrán menos influencia ante el interventor para que les consientan no perderlo todo. A los contribuyentes españoles nos vendría muy bien ya que la deuda española no se incrementará por este concepto y España no será intervenida si se continúa con los cambios estructurales encaminados a adecuar los gastos de las Administraciones a sus ingresos y por lo tanto los ajustes sociales seguramente serán de menor calado. Esta solución representa que sean todos los países de la Comunidad Europea los que se hagan cargo del saneamiento de nuestras entidades financieras y personalmente no la veo viable a no ser que otros países la apoyen porque tengan claro que sus entidades financieras corran el mismo riesgo o vean que el rescate de España sea difícil de llevar a buen puerto. Sería el mal menor.

La tercera salida para el problema de nuestras entidades financieras es la que adoptó Islandia en su día y que también quiso en un primer momento llevar a cabo Irlanda pero que no fue capaz de materializarla por la presión de sus socios europeos y acreedores. Seguramente es la solución más justa en términos económicos y la que se aplica a cualquier entidad no financiera en quiebra, pero es la que más perjudica a nuestros acreedores, que son los que tiene la sartén por el mango, y por lo tanto es la que tiene menos posibilidades de llevarse a cabo. Son los accionistas y bonistas los que tienen que hacer frente a las pérdidas de las entidades financieras y los que se tienen que encargar de recapitalizar a la empresa limitándose el Fondo de Garantía de Depósitos a garantizar los 100.000 euros por impositor en cuentas a la vista o depósitos a plazo fijo. Los accionistas y bonistas conscientemente han puesto su dinero asumiendo el riesgo de perderlo a cambio de un beneficio futuro y por lo tanto ellos son los que tienen que asumir los errores del equipo gestor en el que depositaron su confianza y si se sienten traicionados por ellos tendrán que acudir a los tribunales. Esta solución, que es la lógica y razonable seguramente no la veremos a no ser que el problema sea de una magnitud tan grande que sea imposible solucionarla de alguna de las dos formas anteriores.

Solo el miedo a que la intervención de España se considere política y económicamente inviable por el efecto de arrastre que puede ocasionar sobre otros países veremos una solución diferente a la primera, pero pronto sabremos la solución, no pasarán muchos meses.

Saludos.