lunes, 27 de agosto de 2012

¿Por qué el Estado tiene que reducir gastos?

Leyendo las noticias de la prensa parece como si el FMI, y nuestros socios comunitarios tuvieran un empeño especial en fastidiarnos y por eso nos exigen recortes en el gasto del Estado y del resto de Administraciones Públicas si queremos acceder a las líneas de crédito que nos permitan seguir financiándonos. Pero la realidad es más sencilla y con lógica. Lo que quieren es que equilibremos nuestra capacidad de gasto estructural a nuestra capacidad de ingresos. Que no gastemos más de lo que ingresamos.

En los presupuestos de las Administraciones Públicas tiene que haber equilibrio entre ingresos y gastos “estructurales” entendiendo estos como los ingresos y gastos fijos y sostenibles en el tiempo, libres de hechos puntuales o coyunturales que representen ingresos o gastos extraordinarios que no tienen por qué repetirse en el futuro. Si el Estado vende, por ejemplo, una parte de Loterías del Estado obtendrá unos ingresos extraordinarios o coyunturales que le vendrán muy bien pero que no le puede permitir aumentar los gastos estructurales o fijos del Estado, ya que en los años siguientes continuará teniendo este incremento hecho en los gastos fijos o estructurales y no tendrá los ingresos estructurales o fijos suficientes para conseguir el equilibrio entre ingresos y gastos. Los ingresos puntuales o coyunturales sirven para compensar gastos puntuales o coyunturales pero nunca gastos fijos o estructurales porque si no se hace así nos estamos metiendo en un problema de difícil solución y eso es lo que hemos hecho los españoles en los últimos años: hemos convertido los ingresos extraordinarios propios de la burbuja inmobiliaria en gastos estructurales o fijos y ahora ya no tenemos los ingresos pero si los gastos. Ese es el ajuste que nos exigen desde fuera, que eliminemos de los presupuestos los gastos fijos o estructurales que nunca debían haber estado.

Como en los años de la burbuja había mucho trabajo en la construcción todos, las empresas y las familias, ganaban mucho dinero y la recaudación por impuestos directos e indirectos, que son las principales fuentes de ingresos de las Administraciones Públicas,  creció con fuerza y nuestros gobernantes, de forma errónea, (y como políticos que son, más ocupados por el interés partidista y el corto plazo que por el bien del Estado), se dedicaron a incrementar los gastos, pero no gastos puntuales o coyunturales que podrían haber eliminado cuando la burbuja se pinchase, se dedicaron en gran medida a aumentar los gastos fijos o estructurales y ahora nos han dejado fastidiados por unos años, los necesarios para reconducir ese gasto imposible a los ingresos fijos reales que nos podemos permitir.

Todos los presupuestos tienen gastos coyunturales como pueden ser los gastos por el desempleo, que en épocas de bonanza son pequeños y en épocas de crisis, como ahora, son elevados, o los gastos en infraestructuras, o los intereses de la deuda. Si quitamos estos gastos y consideramos el resto como estructurales resulta que en 2004 el Estado tenía unos gastos estructurales de 190.813 millones de euros, que se alegremente subieron sin ninguna justificación sólida y sostenible para el futuro en un 8,04% y al año siguiente los volvieron a subir un 9,57% y al siguiente otro 9,15%, y al otro un 8,47% hasta que en  2009 se convirtieron en 300.020 millones, total un 57% de incremento en cinco años, a los que había que añadir los gastos coyunturales por desempleo, inversiones en infraestructuras e intereses de la deuda, total 350.213 millones de euros imposibles de conseguir vía ingresos por mucho que nos suban los impuestos a los de abajo.

Lo que nos están pidiendo nuestros financiadores es que ajustemos gastos estructurales a ingresos estructurales, pero en realidad no es algo que nos tenga que pedir nadie, es algo que nos deberíamos exigir nosotros mismos.

Saludos.