La semana pasada se publicó la noticia de que el gobierno boliviano, mediante un decreto supremo, ha decidido nacionalizar cuatro filiales de Iberdrola en ese país. El motivo que se esgrime para dicha nacionalización es conseguir que las tarifas eléctricas y la calidad del servicio sean uniformes en el área rural y en el área urbano. Actualmente en las zonas urbanas el coste del Kwh es de 7 céntimos de euro y en el área rural más de 17 céntimos.
No se si usted se habrá parado a comprobar cuanto paga aquí en España por ese mismo servicio, pero por si no lo sabe, a una familia media española le cuesta 15 céntimos el Kwh puro y duro, y si le añadimos la parte proporcional del término de potencia y demás recargos incluso impuestos que lleva asociada la factura, se convierte en 25 céntimos por Kwh. Nos cuesta lo mismo el consumo de un Kwh que una llamada de un minuto por el teléfono móvil.
Pero si esto le parece caro, a partir del próximo martes será peor, ya que se incrementa el precio del Kwh, y no será la última vez que se haga en el año que comenzamos. La ignorancia, incompetencia y dejadez de los políticos que nos ha tocado sufrir a los españoles en los últimos tiempos nos han llevado hasta esta situación que por lo que se ve, solo son capaces de resolver aplicando más dosis de incompetencia en lugar de deshacer las incompetencias en que se ha incurrido anteriormente.
Intentar resolver el déficit de tarifa imponiendo un impuesto a las compañías generadoras de energía no deja de ser un acto de cobardía política con el que lo único que se pretende es incrementar el recibo de la luz a los consumidores sin dar la cara por ello, porque tengan claro que ese incremento lo acabaremos pagando los usuarios dentro de muy poco tiempo.
Lo que se espera de un político que de verdad quiere resolver el despropósito en el que se ha convertido el sistema eléctrico español, es un conjunto de acciones puntuales que desmonten los errores anteriores, y el mayor error cometido en los últimos tiempos ha sido ofrecer las generosas primas que se han ofrecido a la generación de energía renovable y más en particular a la fotovoltáica y a la termosolar, que son insostenibles en el tiempo.
El gobierno debería plantearse en serio la necesidad de nacionalizar todas estas centrales pagando un justo precio a sus actuales propietarios, y sacarlas posteriormente a pública subasta para que produzcan la energía que sean capaces de producir sin necesidad de ninguna prima. Les aseguro que habría cola de inversores dispuestos a asumir el reto y los consumidores nos ahorraríamos una pasta. Ya esta bien de que aquí solo se nacionalicen negocios privados en pérdidas y se regale el dinero de los consumidores a unos pocos como si atasemos a los perros con longanizas.
En el recibo de la luz hay mucho donde rascar si se pone orden en el sistema eléctrico, solo hace falta tener unos políticos con ganas de resolver el desaguisado que dejaron sus predecesores.
Saludos.
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